Cualquiera que lea el envasado de sus frutas y verduras habrá notado que el nombre de Perú aparece con más frecuencia desde hace aproximadamente una década, especialmente en los supermercados europeos. Los espárragos y las alcachofas fueron los precursores, y en tiempos más recientes les han seguido el aguacate, las uvas y el mango. Por último, la quinoa parece haber adquirido un estatus privilegiado como alimento sano y ahora es uno de los principales productos de exportación. Y para quienes asocian el país sudamericano con un oso llamado Paddington y la mermelada, Perú produce alrededor de medio millón de toneladas de naranjas al año, además de otros cítricos, gracias en parte a un clima donde la presión de las plagas es relativamente baja. Con el aumento de la producción agrícola ha llegado un incremento de la demanda de insumos. New AG International ofrece una visión general y pone de relieve las oportunidades para los fertilizantes biológicos y especializados en este mercado creciente.
Perú, el tercer país más grande de Sudamérica por superficie terrestre después de Brasil y Argentina, salió de la época turbulenta que tuvo lugar en la década de 1980, debida a disturbios civiles, para emprender un camino de crecimiento en la década de 1990. Para la década del 2000 se empezaron a ver los beneficios de esas reformas, y las exportaciones agrícolas crecieron a un promedio anual del 12,5 % entre 2000 y 2016, según un estudio del Banco Mundial de 2017 titulado Tomando impulso en la agricultura peruana: oportunidades para aumentar la productividad y mejorar la competitividad. Las bases de este cambio se pueden encontrar en las reformas estructurales emprendidas durante el periodo 1990-1997, que incluyeron la liberalización del comercio y reformas de los sectores financieros, del mercado laboral y la industria, fiscal y empresarial, afirma el informe. El PIB procedente de la agricultura constituye alrededor del 5 % del PIB de Perú, y se ha mantenido entre el 5 y el 7 % incluso con el crecimiento del PIB a partir de la década de 1990. En muchos otros países, la tendencia general es que la contribución de la agricultura descienda, pero como veremos, un rasgo característico del crecimiento de Perú es el crecimiento de los mercados de exportación agrícola. Entre 2000 y 2013, el sector agrícola de Perú creció en términos reales a una tasa anual del 3,3 %, según el Banco Mundial, y como otros sectores crecieron incluso más rápido, el sector agrícola solo redujo ligeramente su porcentaje de contribución al PIB total. La minería, por ejemplo, es un sector clave de la
economía de Perú. Aunque Perú no tiene una gran producción nacional de fertilizantes, tiene una mina de fosfato en Bayovar, que comenzó su producción en 2010. La agricultura sigue siendo una gran fuente de empleo de la población, que se estima en un 25 %. Esto es más que en muchas otras economías urbanas de la región, señala el Banco Mundial. Perú cuenta con tres regiones geográficas principales (véase el mapa). La región de la Costa aporta la mayor parte del PIB agrícola (el 44%) con alrededor del 23 % de la tierra agrícola del país, y es la principal región productora de cultivos para la exportación.
La región de la Sierra aporta el 42 % del total del PIB agrícola con un 39 % de la tierra del país, mientras que la región de la Selva aporta el 14 % del PIB agrícola con su 38 % de terreno agrícola.
Inversión agrícola El crecimiento de las exportaciones agrícolas se ha logrado con una inversión relativamente baja en la agricultura en relación con el porcentaje del PIB, según el Banco Mundial. Un estudio del Banco Mundial llevado a cabo en 2012 descubrió que el gasto en agricultura expresado en porcentaje del PIB fue bajo durante el periodo 2000-2010, empezando con un 0,7%, descendiendo al 0,3 % y acabando en un 0,6 %. Después de haber avanzado gracias a la importación de tecnología y haber disminuido la disparidad en el rendimiento, el Banco Mundial, en su informe de 2017, afirma que el siguiente paso que debe dar Perú es aprovechar su propia innovación nacional. Se apunta al Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) como el organismo que debe apoyar la inversión en innovación agrícola. El auge de la exportación en la región Costa ha ocasionado el desarrollo de nuevas instituciones financieras dirigidas al sector agrícola. Esta región tiene un activo mercado de tierras, con un nivel de liquidez que realmente no se ve en otras partes del país.
Estructura de las explotaciones En el censo de 2012 se vio que el 80% de las unidades agrícolas tenían menos de 5 hectáreas, y el informe del Banco Mundial describe muchas de esas explotaciones como de bajo consumo/bajo rendimiento.
La infraestructura poscosecha no ha logrado seguir el rápido ritmo de crecimiento de las ciudades, señala el Banco Mundial, lo que afectado negativamente a la calidad y seguridad de los alimentos y ha contribuido a pérdidas enormes. Esto podría ser una oportunidad para las empresas de productos biológicos. ●
Las condiciones topográficas y climáticas que impone la cordillera andina hacen de Perú un país con poca tierra cultivable. No obstante, la superficie cultivable ha aumentado del 15 % al 18 % a lo largo de los últimos 30 años, debido principalmente al desarrollo de proyectos de irrigación en la costa y a los cultivos industriales en el bosque amazónico. La expansión de los cultivos de frutas y verduras en las tierras secas costeras con regadío ha situado a Perú entre los principales exportadores mundiales de uva de mesa, arándanos, aguacates, espárragos y mangos. El caso de los arándanos es especialmente interesante: durante 2020, Perú fue el mayor exportador mundial de un cultivo que prácticamente no se cultivaba hace una década.
El auge de la exportación de fruta ha venido acompañado por un incremento en el uso de fertilizantes. El consumo medio nacional aumentó a 125 kg/ha/año durante 2011-2020, comparado con los 84 kg/ha/año de la década anterior, pero sigue estando por debajo del promedio mundial. Según el último censo nacional, solo el 45 % de los agricultores declararon usar fertilizantes inorgánicos, y solo el 22% declararon utilizarlos en dosis suficientes. Como las dosis medias no han cambiado en la mayoría de los cultivos alimentarios, la exportación es la principal responsable del incremento del consumo de fertilizantes, y se espera que esta tendencia continúe durante la década presente. La agricultura de Perú tiene una enorme dependencia de los
fertilizantes inorgánicos importados. El consumo de fertilizantes en Perú durante el periodo 2014-2018 supuso un promedio de 1,5 megatoneladas anuales. De esta cantidad, los fertilizantes de nitrógeno supusieron un 66 %, los de fosfato un 0,2 %, los de potasio un 11,8 %, y los complejos (binarios o NPK) representaron un 24,5 %. La urea, el nitrato amónico, el fosfato diamónico y el sulfato potásico son los fertilizantes más consumidos. Los principales proveedores son Rusia, Chile, China, Estados Unidos y Canadá. El mercado de los micronutrientes y fertilizantes especializados aún es pequeño en Perú, pero crece continuamente, y se espera que cubran alrededor del 35% de los requisitos de nutrientes para 2022. La dependencia de los fertilizantes importados puede poner en peligro tanto la seguridad alimentaria como el crecimiento económico de Perú; por lo tanto, la necesidad de desarrollar una industria de fertilizantes local es cada vez más urgente. Existe una larga experiencia en la producción de nitrato amónico, pero está orientada sobre todo a satisfacer la necesidad de explosivos para la minería. La regulación de precios llevada a cabo durante las décadas de 1980 y 1990 disuadió a la industria local de producir nitrato amónico para su uso como fertilizante. Una de las principales limitaciones para la producción local de fertilizantes nitrogenados es el alto coste de la energía, pero esta situación puede mejorar gracias a la explotación de las reservas de gas natural de Camisea (Cusco). Perú tiene constatadas unas reservas de fosfato equivalentes a 210 Mt de roca fosfórica con una concentración del 30 % de P2O5. Algunas estimaciones indican que las reservas probablemente sean 10 veces mayores. La capacidad extractiva es de unas 4 Mt/año, pero la mayoría se vende como roca concentrada. Perú tuvo una industria de superfosfato simple (SFS) y algunas empresas producen fosfato roca parcialmente acidulado como
fertilizante, pero la producción de ácido fosfórico y fertilizantes complejos también requerirá el uso de las reservas de gas de Camisea y Talara (Piura). Se han encontrado salmueras potásicas (principalmente en forma de silvinita) en la proximidad de
depósitos de fosfato, aunque no se ha calculado su riqueza y volumen.
Además de los hidrocarburos, la costa de Perú tiene un gran potencial para generar energía eléctrica a partir de fuentes eólicas y solares, que son más caras de implementar, pero mucho más baratas de mantener. El uso de este potencial puede ayudar a cerrar la brecha de energía que ha pospuesto el desarrollo de la industria local de fertilizantes. El mercado de las enmiendas orgánicas y los biofertilizantes también crece constantemente en el país. La producción de aves se ha ido incrementando en el siglo actual, lo que ha resultado en la producción de 0,5-0,6 Mt de estiércol (incluidos los residuos), el 90 % del cual se produce en la costa y se utiliza principalmente en cultivos agrícolas. Hay en marcha varias iniciativas para desarrollar enmiendas orgánicas mejoradas que satisfagan las demandas de la producción tanto convencional como orgánica. Cada vez se utilizan más biofertilizantes basados en microorganismos, y las fórmulas que contienen fijadores de nitrógeno, solubilizadores de fosfato, antagonistas de los organismos patógenos y micorrizas se pueden encontrar fácilmente en el mercado. Como conclusión, el uso de fertilizantes en Perú continuará creciendo, y será necesario aunar los esfuerzos de los sectores público y privado para invertir en la producción local con el objetivo de una producción de cultivos más sostenible. ●
El informe del Banco Mundial de 2017 concluyó: “En los próximos 10-20 años, la contribución de la agricultura a la economía de Perú seguirá siendo importante”. Teniendo en cuenta que Perú tiene muy poca producción nacional de fertilizantes, es reseñable que haya alcanzado una posición tan fuerte en el mercado de exportación de cultivos de gran valor. Este es especialmente el caso de los arándanos, que en realidad no se cultivaban hace una década, tal como afirma el profesor Bendezú. Es posible que la falta de productores tradicionales haya sido una ventaja para Perú, y quizás haya permitido la llegada de gran volumen de fertilizantes de mayor calidad que han acelerado el desarrollo del sector. En general, para haber una oportunidad para que crezca el consumo de fertilizantes, y los fertilizantes biológicos tienen una posición que podría incrementarse, tal como afirma el profesor Benzedú en su contribución. El crecimiento de las exportaciones de Perú se ha visto impulsado por cultivos no tradicionales. No obstante, la superficie de café se ha duplicado en 25 años hasta el 2015, y el consumo mundial no muestra indicios de disminuir, así que este podría ser un cultivo que siga expandiendo su superficie y ofreciendo oportunidades para los insumos. En cuanto al destino de las exportaciones, se señaló que el número de empresas asociadas ha permanecido invariable y que se podría ampliar. También se podría incrementar el rendimiento de algunos cultivos, como el plátano. En el caso del plátano orgánico, la incidencia de la sigatoka es baja, según la FAO, pero si esta situación cambiara podría suponer una necesidad de control biológico. El Banco Mundial también cita la mejora de la poscosecha en su informe, y esto podría abrir nuevas oportunidades a los proveedores de productos de control biológico. Además de los desafíos agronómicos, la topografía constituye un desafío en sí misma, ya que incrementa el coste de la entrega de bienes y servicios y contribuye a disparidades entre las regiones. Las regiones de Sierra y Selva son difíciles de atravesar, y esto eleva los costes de transporte y logística. Este puede ser un sector que reciba inversiones en la próxima década. ●
Sady García Bendezú Profesor del Departamento de Ciencias del Suelo, Universidad Agraria La Molina Lima, Perú
Consumo y uso de fertilizantes en Perú: perspectivas de crecimiento y desafíos para la producción local.
El auge de la exportación de fruta ha venido acompañado por un incremento en el uso de fertilizantes.
Cuadro 4: Selección de empresas biológicas activas en Perú