AGRONOMÍA Y ECONOMÍA
¿De qué manera los investigadores están tratando de lidiar con el estrés hídrico? El riego con aguas residuales tratadas podría ser una de las formas de combatir los suministros limitados, mientras que el estudio del perfil de crecimiento de un cultivo, como la almendra, puede indicar cuándo se puede suministrar agua a precios reducidos. Con estos objetivos en mente, el IX Simposio Internacional de Riego de Hortalizas tuvo lugar en Matera, Italia, en junio de 2019.
Participaron más de 200 personas de 25 países de los cinco continentes, con 67 presentaciones orales y 124 pósters. Se abordaron varios temas, como el ahorro de agua, el uso sofisticado de agua reciclada o no renovable, la evaluación del estrés hídrico de las plantas mediante tecnologías avanzadas de detección para apoyar el riego de precisión y el manejo del riego de cultivos anuales y perennes. El Dr. Oded Achilea nos trae sus impresiones del simposio.
Existe una preocupación natural sobre el uso de aguas residuales recuperadas (RWW, en inglés) para la producción de fruta debido a las consecuencias higiénicas y ambientales, como el contenido de bacterias y sales. Con todo, las aguas residuales recuperadas contienen cantidades considerables de valiosos nutrientes vegetales.
El Dr. Arnon Dag, investigador de la Organización de Investigación Agrícola (ARO, en inglés) de Israel, presentó algunos resultados de un estudio en el que dos cultivares de aceituna fueron regados durante ocho años consecutivos con aguas residuales recuperadas de fertilizantes estándar, reducidos o sin adición de fertilizantes, en comparación con el riego con agua dulce (FW, en inglés) y la fertilización estándar.
Los árboles regados con aguas residuales recuperadas y que no recibieron fertilización adicional no se vieron afectados negativamente, lo que indica que los tratamientos con este tipo de aguas proporcionaron suficientes macro y micronutrientes para el crecimiento vegetativo. Además, el rendimiento de la fruta fue mayor al ser tratadas con aguas residuales recuperadas que al ser tratadas con agua dulce, probablemente debido a la abundancia de fósforo en aguas residuales recuperadas (ver Figura A). No se encontraron diferencias entre los tratamientos en cuanto a la calidad del aceite, la acidez libre, el contenido de polifenoles y cualquier otro atributo sensorial (frutoso, picor y amargor).
Las aguas residuales recuperadas no han supuesto ningún riesgo para la salud desde el punto de vista bacteriano, de metales pesados o farmacéutico. Al final de cada temporada de riego, la salinidad del suelo era mayor en las aguas residuales recuperadas, en comparación con el tratamiento de agua dulce, pero las precipitaciones invernales lo redujeron a niveles normales, y las concentraciones de sodio (Na) y cloro (Cl) en las hojas no aumentaron. En las aguas residuales las concentraciones de sodio (Na) y cloro (Cl) en las hojas no aumentaron. Sin embargo, los valores de la relación de absorción de sodio (SAR) de la solución del suelo aumentaron lenta y constantemente en los tratamientos de aguas residuales recuperadas, resultando en un sodio alto (14%), intercambiable, alcanzando casi el doble de tratamiento con agua dulce. Esto puede implicar un deterioro a largo plazo de las propiedades físicas y químicas del suelo. En conclusión, la utilización de aguas residuales recuperadas presenta una alternativa sostenible al riego con agua dulce.
Basada en el enfriamiento por evaporación de la hoja debido a su transpiración, la medición de la temperatura de la canopia (Tc) es un uso extensivo para determinar el estado hídrico de un viñedo. La aplicación del Tc como indicador de estrés hídrico ha sido ampliamente documentada en viñas utilizando diferentes técnicas y plataformas, tales como termómetros que son portátiles, montados en postes elevados, o en drones, aviones y satélites.
Un estudio presentado por el Dr. Carlos Poblete-Echeverría con la Universidad de Stellenbosch, Sudáfrica, comprobó el uso de sensores térmicos de bajo costo montados en los brazos verticales de un vehículo todo terreno (ATV, en inglés) que se desplazaba entre las filas del viñedo, detectando la variabilidad espacial del estado hídrico del viñedo (ver Figura B).
Tabla 1. Diferentes tipos de huellas hídricas.
Las mediciones térmicas fueron geolocalizadas y se realizaron sin contacto a ambos lados de la canopia, a diferentes alturas, en viñedos comerciales en Chile y España. El índice de estrés hídrico del cultivo (CWSI, en inglés) se calculó utilizando la temperatura de la canopia y referencias naturales, y se comparó con el potencial hídrico del tallo (SWP, en inglés) que se midió en las vides seleccionadas que se utilizaron como referencia.
En la mayoría de los casos, los valores de CWSI mostraron una correlación significativa con SWP. Este método ofrece a los productores de uva de vinificación la oportunidad de determinar el estado del agua dentro de la variabilidad del campo, lo que les permite producir un mayor rendimiento sin perder la calidad del vino. Poblete- Echeverría actualmente está implementando múltiples mejoras a este concepto, como la navegación autónoma, en el “proyecto robótico” de la Universidad de Stellenbosch.
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